domingo, 3 de septiembre de 2017




En otros tiempos, prados, bosquecillos y arroyos; la tierra y las visiones cotidianas me parecían nimbadas con el celeste resplandor.
La gloria lozanía de un sueño.
Ahora ya no es lo mismo que antaño. Donde quiera que me vuelva, así en la noche como en el día, ya no me es dado ver lo que antes vi. Pero hay un árbol, entre muchos, uno… una única pradera que yo había contemplado, ambos evocan algo que se había perdido.  A mis pies, el “no me olvides” reitera idéntico recuerdo.
¿A dónde ha huido el resplandor visionario? ¿Dónde están ahora la gloria y el sueño?