martes, 14 de febrero de 2012


En otros tiempos, la guerra y la desesperación conmovían la verdadera pasión. La distancia creaba el más puro amor y la prudencia la más bella sensación.  
Las convicciones apoyaban aquel amor sincero y tan aparente ingenuo, porque quienes separados por las circunstancias, no dudaban de sus sentimientos. El verdadero dolor, punzante y traicionero, dolía más que su propio dolor y se atestaba en las profundas mentes de las gentes implicadas y tan distintas de las de ahora, vacías y repetitivas que no encuentran el lugar al que definitivamente quedarse. Van de un lado a otro, autoengañando y engañando, inventando y haciendo creer la autenticidad de aquello que no es.
Tantas veces se dice te quiero, tantas veces…que ya no se sabe lo que es querer.